El dolor, tanto agudo como crónico, supone un reto para el paciente, el médico y la familia. Además, tiene importante repercusión social debido a su elevada prevalencia. Un estudio realizado en nuestro país en el año 2002 estimó:
- 14 millones de ciudadanos sufren dolor
- 5 millones sufren dolor crónico
- Casi 3 millones padecen dolor crónico de carácter moderado-severo.
Afortunadamente, su tratamiento ha mejorado considerablemente en los últimos años debido a un mejor conocimiento de su fisiopatología, al empleo de recursos terapéuticos más mordernos y especialmente al notable incremento del consumo de analgésicos opioides. En todo esto ha contribuido de forma notable el establecimiento de numerosas Unidades para el Tratamiento del Dolor (Clínicas de Dolor).
¿Qué es el dolor?
Podemos definir el dolor como una experiencia sensorial y emocional de carácter desagradable que se asocia a una lesión real o potencial de algún tejido.
Como ya sabemos, dependiendo de su duración, diferenciamos entre dolor agudo y crónico. Además, podemos distinguir dos tipos de dolor atendiendo a su origen:
- Dolor nocioceptivo: es aquel dolor “físico”, fruto de la estimulación dolorosa de los receptores periféricos. Se asocia en mayor medida al dolor agudo, ya que cesa cuando cesa su causa. A su vez, tendrá buena respuesta ante el tratamiento con analgésicos.
Dolor neuropático: en este caso, se produce por una disfunción patológica en el mecanismo de transmisión de la información dolorosa entre el sistema nervioso periférico (SNP) y el sistema nervioso central (SNC). La causalidad puede ser muy variada, y la lesión o daño al sistema nervioso podría darse en distintos puntos del recorrido nervioso. Este tipo de dolor se relaciona más con el dolor crónico ya que, al ser más difícil de tratar, suele ser una problemática persistente. El tratamiento con analgésicos será menos efectivo, por lo que es necesario buscar otras vías terapéuticas.
¿Qué es la unidad del dolor y qué objetivos persigue?
Una vez explicados los tipos de dolor, podemos evidenciar que el dolor neuropático cuando se vuelve crónico supone un mayor reto para el tratamiento. Es por ello que aparece la necesidad de una unidad especializada donde se pueda diagnosticar y tratar correctamente a estos pacientes desde varias disciplinas y con todo el armamento terapéutico necesario. Nacen así las unidades del dolor.
La vida de las personas que sufren dolor de forma crónica, sin que los analgésicos comunes les sean efectivos, se vuelve tremendamente difícil. Es por ello, que el objetivo principal de la unidad de dolor será mejorar todo lo posible la calidad de vida de estos pacientes.
La tarea llevada a cabo en estas unidades puede dividirse en tres puntos:
1. Diagnóstico: antes de proponer ningún tratamiento, es de vital importancia hacer un diagnóstico exacto de la patología del paciente, es decir, hallar el origen del dolor. Para ello será necesario la realización de una historia clínica completa, así como de las pruebas complementarias que sean pertinentes. Cabe destacar que la causa exacta de dolor crónico a veces es difícil de descubrir, por lo que no siempre se llega a un diagnóstico preciso. Sin embargo, esto no significa que no puedan tratarse eficazmente.
2. Tratamiento: una vez conocida la causa del dolor, podemos incidir sobre ella con el tratamiento conveniente. Para elegirlo, a parte de la causa a tratar, se decide según la elección del paciente dentro de las diferentes opciones terapéuticas. Además, en la unidad del dolor se plantea la combinación de tratamientos desde diferentes disciplinas como anestesiología, neurología y neurocirugía, traumatología y rehabilitación, así como psiquiatría y psicología.
3. Prevención: este es otro de los puntos más importantes, ya que a veces evitar el problema es el mejor tratamiento. Por tanto, en la unidad del dolor también se orientará al paciente sobre el estilo de vida que debe seguir para evitar la progresión de su patología, y así evitar o retrasar las posibles complicaciones.
¿Qué patologías se tratan en la unidad del dolor?
Como ya hemos mencionado antes, lo más habitual en este tipo de unidades es encontrar personas con dolor crónico resistente al tratamiento habitual, que en su mayor parte está causado por patologías de carácter crónico. Algunas de las más prevalentes son:
Lumbalgias y ciatalgias
Se caracterizan por un fuerte dolor lumbar, que puede incluso extenderse hacia los miembros inferiores por afectación del nervio ciático.
Neuralgias
Estas se definen como un grupo de patologías en las que el paciente sufre un fuerte dolor por afección de un nervio, manifestándose así en el recorrido de este. Dentro de las neuralgias se incluyen las de origen tóxico-metabólico, las postherpéticas, la neuralgia del trigémino, el síndrome del miembro fantasma doloroso…
Cefalea
Dolor por procesos degenerativos
Como por ejemplo la artrosis
Síndrome de dolor regional complejo
Este es un cuadro particular que afecta a una extremidad únicamente y se suele producir tras una lesión, una cirugía o un accidente cardiovascular. Destaca porque la intensidad del dolor que sufre el paciente es desproporcionada al grado de la lesión.
Dolor crónico maligno o neoplásico
Otra forma común de dolor crónico es aquella que sufren algunos pacientes oncológicos, sobre todo aquellos que tienen un cáncer avanzado.
Tratamientos de la unidad del dolor
Las unidades del dolor cuentan con prácticamente todas las armas terapéuticas para el tratamiento del dolor. La forma de actuar siempre es empezar con el escalón más bajo de terapia, para después poder ir subiendo hasta llegar al tratamiento más suave que sea efectivo.
Además, es muy habitual y exitoso el uso concomitante de técnicas procedentes de diferentes disciplinas. Para todo ello, es fundamental el Contacto con el paciente: lo primero que debe hacer el médico, y a veces lo más importante, es tener un buen primer contacto con el paciente, escuchar su problemática de forma paciente y comprensiva, y siempre tratando de hacerle sentir en un ambiente cómodo. Aunque parece algo obvio, nunca se debe olvidar que el médico trata personas antes que enfermedades.
Tras un correcto diagnostico, se establece la estrategia terapéutica mas correcta, fundamento bien en tratamientos farmacológicos o técnicas intervencionistas. Es en estas ultimas donde más insistimos y tenemos amplia experiencias, pues tratan el dolor de forma dirigida al foco del problema, sin los efectos secundarios de los fármacos.
Algunas de estas terapias son: bloqueos nerviosos, terapias neuroquirúrgicas, técnicas de radiofrecuencia , infiltraciones articulares, electroestimulación, acupuntura, …
¿Quién debe ser derivado a la unidad del dolor?
Como hemos comentado anteriormente, en la unidad del dolor suelen tratarse a pacientes con dolor de tipo crónico resistente al tratamiento inicial, y que por lo tanto necesitan terapias más especializadas en dolor. Cualquier paciente que cumpla estas características es indicado para ser derivado a este tipo de unidades.
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